Fuera de tiempo,
esperas aquel pasado tren de marzo,
sonando a destiempo
tu impertinentico y ansioso sonido de deseo
Situada en aquel banco a metros del anden
crees en Dios
y en su ligera devoción por el cuerpo ajeno a tus manos.
Devoras segundos y no llegas a superar los minutos
El reloj muerto
al igual que el gris suburbio que te rodea
todo se ve tan callado, tan apagado,
tan indistinto a tus ojos verdes que se van oscureciendo
De espera,
de flores secas,
de impaciencia,
de verlo de nuevo bajando de aquel tren.
Pasaron los meses desde aquel 3 de marzo
él había partido con las ganas de volver mirando al cielo razo
habiendo cumplido el sueño de su vida, salvar a su país
ver en el bello rostro de su mujer el orgullo
Pero aquel tren nunca llego.
Ella siguió allí situada en el banco
día tras día, lluvia tras lluvia al regreso de su amado
pero jamás volvió, al igual que sus ganas de vivir
Está buenísimo. Me parece verla sentada en la estación del tren.
ResponderEliminarCuántas historias parecidas, reales.
Gracias.