Muriendo en vida
En mis ojos desprendo el cálido recuerdo que se mimetiza en lagrimas frágiles y sigilosas. Cada paso es mortal, cada paso es saber que me estoy alejando de ti. Cada silencio que producen mis labios sellados por tus dulces besos es saber que tú no volverás y que los días avanzan sin ti.
De día la sociedad me hace presa de su rutinaria vida, de su círculo vicioso que la destruye lentamente mientras que la obliga a elegir lo que no quiere para obtener fines lucrativos que a simple vista son altos pero que se pierden en dos o tres productos.
“Por lo menos ahora me siento parte de algo”
Aprendí que acá, en este mundo la mente es un eslabón más de este juego sin fin porque no puede elegir, porque la avaricia y el consumismo la dominan, dejando que se marchite y sea una más.
No te das una idea princesa mía como mi corazón sufre por ti y late por costumbre viviendo de la agonía que arranco cada noche de mi garganta entre cada vomito y deseo de morir para estar contigo.
“No sabes cómo muero en vida cada noche amor mío, te extraño”
Cada rincón de nuestra casa sabe de lo que hablo, es la oscuridad la que me observa llorar, la que escucha mis miles de sermones a Dios por tu regreso, la que contempla mi sueño de volver a estar contigo, abrazándote, besándote, amándote pero cuando abro los ojos solo veo la fría soledad que me envuelve haciendo de mi un muerto en vida.
Nadie sabe que te fuiste, nadie te escucho gritar, nadie te vio cerrar los ojos desprendiéndote de mis brazos, solo yo. Aunque sé que no seré Superman ni tampoco una persona de un alto nivel económico se que te ame como ningún hombre lo haya podido hacer, brindándote lo mejor de mí.
Escrito por: Maximiliano Braslavsky
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