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Aquella estrella


Miro al cielo, sin esperanzas de volver a encontrar aquella brillante estrella que habíamos nombrado. Era la señal de un amor verdadero, era el cálido beso con el que me decías te amo, era el abrazo eterno que me protegía de este insulso mundo, eras tú con tus imperfecciones que te hacían perfecta, con tus gritos y llantos, con tus sonrisas y exaltaciones, eras mi perfección.
Aquella noche fue mágica, una marca en mi pecho, acostados mirando el cielo, tomados de la mano, bendiciendo nuestro amor, diciéndonos te amo, gritándole al mundo nuestro afecto, sintiendo que éramos el uno para el otro, aferrándonos a nuestro futuro, que se desvaneció al igual que aquella estrella.
Fue aquel día en el cual nuestros padres se enteraron de lo nuestro y una tormenta comenzó a destruir mi interior cuando me prohibieron verte, pasaba noches en vela, extrañándote, deseándote, pero era inútil no sufrir, porque era la única manera que tenia de recordarte. Lo intente, intente romper las reglas de tu padre, pero caí de un golpe en el rostro, mientras tu llorabas, desesperada, lo golpeaste. “¿Por qué? “Dijiste mientras él atontado te devolvía su furia en una fuerte estampida contra la pared y te amenazaba de muerte si me volvías a ver, tu nariz sangraba y las lágrimas no cesaban, tu garganta jadeante y tus manos inmóviles. ¿Qué padre le pega a su hija? ¿Qué padre prohíbe un amor? ¿Qué padre así es padre ? ¿En qué cabeza cabe responder así contra su hijo o hija?
Luego de aquella terrorífica escena, no nos volvimos a ver, pasaron meses y la extrañaba, no pasaba días sin pensarla, sentía que el mundo se me venía abajo, las lágrimas ya no caían de mis agotados ojos, me sentía débil, no comía, era un muerto en vida.
Un día llego una carta, su despedida, en ella decía que jamás me olvidaría pero que si seguía conmigo él cumpliria su desquisiada promesa, sali en su busqueda mientras comenzaba a desesperarme entre los tumultos de la ingrata sociedad. Recorrí cada lugar, cada rincón, desesperado intente recordar cuál era su lugar de ensueño y partí. Francia, el país del amor, de las segundas oportunidades, de lo bello y romántico. La busque por cada lugar, pasaba segundo tras segundo, gritando su nombre al viento, pensaba que Dios me ayudaria, pero ni él me dio una esperanza; Pero cuando estaba a punto de rendirme pude ver de nuevo aquellos añejos ojos deslumbrando, resaltando aquel bello celeste que alumbro mi vida, pero éstos brillaban por otro. Comencé a enloquecer, mientras los veía besándose, mi corazón agitado, corrí, corrí y corrí hacia ninguna dirección hasta caer en lo más profundo de mi soledad, me aleje del mundo y perdí noción de los días y aquella estrella ya había desaparecido al igual que mis esperanzas de un nuevo amor.

Escrito por: Maximiliano Braslavsky


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1 comentario:

  1. Hola me gusta mucho, esta excelente, te felicito, quien lea mi comentario tambien los espero en mi blog personal, espero que me sigan y dejen sus comentarios http://thefreepensador.blogspot.com
    gracias

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